7 ago 2015

España, un ‘chollo’ para O’Leary


Con todo el derecho del mundo, los O’Leary e Hidalgo deben de estar frotándose las manos porque tanto Canarias como Baleares, en diversas fases de desarrollo, echarán mano de dinero público para promover servicios aéreos allí donde la iniciativa privada no ve negocio. Somos una maravilla. Nada de criticar a quien no hace más que beneficiarse de nuestros políticos, que probablemente ven que haciendo las cosas así, lograrán réditos electorales.
 
En el caso canario, se ha sacado a concurso un conjunto de rutas que, a primera vista, parecen tener sentido, puesto que atienden regiones que no disponen de una oferta suficiente. La cuestión, por supuesto, es ¿por qué hasta ahora nadie ha ofrecido vuelos desde esos lugares? ¿Están los clientes pero no pueden volar por falta de servicios? Igualmente, es oportuno pensar que quizás sería más rentable subvencionar más servicios desde los lugares en los que ya hay rutas operativas y, por ende, ampliar la cobertura a más viajeros.
 
En el caso de Baleares, se afirma que también se tirará de talonario para promover viajes, porque por el momento no hay presupuesto para poner una línea aérea propia. ¿Presupuesto para poner una línea aérea propia? ¿O todavía piensan que les conviene adquirir los aviones en propiedad?
Más allá del modelo de unos y otros, la conclusión de todo esto es indudable: España manda a sus autonomías y a sus ayuntamientos por delante, subvencionando a las aerolíneas europeas por servicios que, o no tienen demanda, o si la tienen, ya operan. Es decir: dilapidamos el dinero público. En este sentido, como ven, da lo mismo Podemos que el PP; los nacionalistas que los socialistas. Ninguno de ellos es capaz de pensar por un momento que, de haber alguna posibilidad de captar viajeros entre dos puntos, los que nunca faltará es quien ponga un avión allí para ganar dinero. Porque si algo quieren las aerolíneas es llenar sus aviones y volar. Casi parece que es su naturaleza, ¿no?
 
Lo dicho, somos un chollo para O’Leary e Hidalgo.
Jaime Amador

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