7 ago 2015

Presupuestando malestar social

En Alemania, en uno de los años duros de la crisis, el Gobierno alemán presentó un nuevo Presupuesto a mediados de año, para corregir las desviaciones apreciadas en la primera mitad. Aquí en España el Gobierno pretende prever con cifras elaboradas en mayo y junio la situación económica de finales de 2016, y encima lo denomina “apoyo a la estabilidad”.
Los Presupuestos de la Seguridad Social son la evidente demostración de que las rebajas fiscales no van a disminuir la desigualdad social, sino a aumentarla.
Bajan los impuestos, pero las partidas destinadas a la población en riesgo de exclusión, pobreza absoluta o privación social no sólo no aumentan, sino que disminuyen. Y las pensiones siguen subiendo un 0,25%, que en el caso de las pensiones mínimas no llega a dos euros al mes. Y además, han quedado excluidas de los beneficios otorgados a las nuevas pensionistas por maternidad. De hecho, el Gobierno se ahorra en complementos a mínimos tres veces más que lo que va a abonarse a las nuevas pensionistas con hijos (170 millones de ahorro y 55 de gasto).
 Las grandes cifras son la expresión de que este Gobierno ha tirado la toalla, y sólo espera ceder el testigo a los nuevos gobernantes para que empiecen a solucionarse los graves problemas de la herencia que van a recibir del Partido Popular. Las cotizaciones sociales se prometió que llegarían a los 110.000 millones de euros en 2015, pero sólo superarán muy poco los 100.000 millones, es decir, 10.000 millones menos que deberán volver a salir de los fondos de la Seguridad Social, con lo que el expolio de los mismos volverá a rondar los 15.000 millones. Pero además en 2016 se presupuestan 117.242 millones, con un crecimiento en euros constantes de más del 17%, que volverá a traducirse en déficit. A este ritmo, el Fondo de Reserva durará escasamente dos años.
Mientras se reducen los controles y aumentan las bonificaciones a cargo de los pensionistas actuales y futuros, Montoro utiliza las necesidades de la Seguridad Social para negar a las Comunidades Autónomas los fondos que necesitan para mejorar la educación y la sanidad.
Como los problemas de la Seguridad Social no pueden encajarse en la “herencia recibida” de Zapatero, ya que el problema apareció cuando empezaron a aplicarse las políticas del actual inquilino de la Moncloa, este año, ignorando lo que establece la Ley General Presupuestaria, no se publica la Cuenta General de la Seguridad Social del año pasado. Tal vez sea porque la última Cuenta publicada señalaba que en los dos primeros años del Gobierno Rajoy el valor patrimonial de la Seguridad Social se había reducido en un 40% (29.000 millones menos que los 71.000 millones existentes a 31 de diciembre de 2.011), y con las reducciones de los años 2014 y 2015 las reservas del sistema pasarán del estado líquido al gaseoso.
Podremos emitir un nuevo billete, de valor –1.000 €, para conmemorar lo que los españoles vamos a perder en esta legislatura en la caja de las pensiones. Y otros nueve iguales para recordar lo que debemos más desde diciembre de 2.011 como país. Tranquilos no obstante, que llevamos dos años sin conocer qué pensiones vamos a cobrar en el futuro, porque el Gobierno del PP no se atreve a contar lo que nos va a pasar en el futuro con su reforma de hace dos años.
No sabemos, pues, cuánto vale la Seguridad Social, cuánto vamos a cobrar, cual es la estabilidad del sistema, o dicho en otras palabras, cuánto nos está costando el Gobierno del PP. Pero no hay mal que por bien no venga. Como el Fondo de Reserva mengua a ojos vistas, los rendimientos bajan 500 millones en un año. Pero como lo estamos vendiendo con notable anticipación sobre los vencimientos previstos, y los tipos de interés están bajos, la venta anticipada nos sirve para obtener, especulando con las plusvalías de los tipos de interés altos a los que se compraron las emisiones de la deuda, los mismos 500 millones que perdemos en intereses.
Liquidar el Fondo de Reserva tiene la ventaja de que hasta los intereses que cobraba la Seguridad Social al Ministerio de Hacienda en la época de Zapatero sirven para pagar los desastres de un Rajoy que considera que arreglar lo que ha destruido es “el reto del futuro”. Ahora, con su currículo, casi mejor el reto de su sucesor.
OCTAVIO GRANADO

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