9 dic 2015

GALERIA DE BUITRES CCLXVI

TPP: el gran negocio de las grandes farmacéuticas

Todavía no conocemos todos los detalles del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), cerrado provisionalmente el 5 de octubre por doce países de la costa del Pacífico. Sin embargo los críticos lo condenan por muchas razones, entre otras, sus generosas concesiones a la industria farmacéutica.

Médicos Sin Fronteras se queja de que el TPP pasará a la historia como el peor acuerdo comercial para que los países en vías de desarrollo puedan acceder a los medicamentos. [1] Esto se debe a que el TPP ampliará la protección de las patentes para los medicamentos de marca, lo que impedirá que los genéricos similares, que cuestan mucho menos, entren en el mercado y, en consecuencia, hará que los precios aumenten.
Judit Rius Sanjuan, asesora de política legal de Médicos Sin Fronteras, ha declarado en vox.com que el TPP crea obligaciones relativas a las patentes en países que antes no las tenían. La población de «Perú, Vietnam, Malasia y México» se verá especialmente afectada, afirmó, y «tendrán que enfrentarse a precios más elevados durante más tiempo». [2]
Ruth Lopert, profesora en la Universidad de George Washington, comunicó en Bloomberg News que las directrices del acuerdo TPP afectarán a los presupuestos de atención sanitaria y al acceso a medicamentos en todos los países que lo firmen, pero especialmente en los más pobres. «Unas 40.000 personas en Vietnam, el país más pobre del acuerdo, podrían dejar de tener acceso a los medicamentos para combatir el VIH debido a que las directrices aumentarán el precio de la terapia [farmacéutica]», afirmó. [3]
Otros países, como Canadá, también se verán afectados por la subida de precios. El Consejo Canadiense dice que si se ratifica el TPP, se prolongarán las «patentes [farmacéuticas], lo que retrasará el lanzamiento al mercado de medicamentos genéricos más asequibles y hará que nuestro gasto público anual en atención sanitaria aumente dos mil millones de dólares». [4] En EE. UU. mucha gente ya no puede permitirse pagar los medicamentos más caros que podrían salvarles la vida e intentan recurrir a los genéricos disponibles en algún otro lugar.
La ampliación de los derechos de patentes para aquellos medicamentos que pueden salvar vidas es, obviamente, un regalo para las grandes farmacéuticas. Conor J. Lynch, en opendemocracy.net, lo ha calificado como «una evidente dádiva corporativa que afectaría mucho al acceso internacional y causaría, sin duda, muertes que podrían haberse evitado. Claramente el objetivo aquí es aumentar los beneficios de la industria, así de simple. Esto no es nada nuevo, pues es lo que hace la industria privada, sin embargo, constituye un gran dilema moral». [5] Algunos resultados obtenidos recientemente han hecho aún más evidente este dilema moral.
Trampas fiscales
En una irónica coincidencia, se llegó al TPP el mismo día en que Citizens for Tax Justice y el US Public-Interest Research Group Education Fund publicaron un informe condenatorio sobre la evasión fiscal corporativa – Offshore Shell Games 2015. Este informe revela el grado al cual las principales compañías de EE. UU. usan paraísos fiscales, como las Bermudas, Luxemburgo, Islas Caimán y los Países Bajos, para instalar «filiales» que, generalmente, no son más que un simple apartado de correos.
De las treinta primeras compañías de la lista Fortune 500 con la mayor parte del dinero en paraísos fiscales extranjeros, nueve son compañías farmacéuticas: Pfizer (74 mil millones de dólares en el extranjero), Merck (60 mil millones de dólares), Johnson & Johnson (53,4 mil millones de dólares), Proctor & Gamble (45 mil millones de dólares), Amgen (29,3 mil millones de dólares), Eli Lilly (25,7 mil millones de dólares), Bristol Myers Squibb (24 mil millones de dólares), AbbeVie Inc. (23 mil millones de dólares) y Abbott Laboratories (23 mil millones de dólares). [6]
En relación a Pfizer, el mayor fabricante de medicamentos del mundo, con unos beneficios declarados de 22 mil millones de dólares en 2013, el informe indica que: «La compañía realizó más del 41 % de sus ventas en los EE. UU. entre 2008 y 2014 pero consiguió no declarar ningún ingreso imponible federal durante siete años consecutivos». Esto se debe a que Pfizer utiliza técnicas de contabilidad para deslocalizar en el extranjero sus beneficios imponibles. Por ejemplo, la compañía puede transferir las patentes de sus medicamentos a una filial en un país con impuestos bajos o libre de impuestos. De esta manera, cuando la sede estadounidense de Pfizer vende el medicamento en los EE. UU. paga a su filial en el extranjero unas tasas de licencia altas que convierten los beneficios nacionales en pérdidas y trasfiere los beneficios al extranjero».
En general, el estudio descubrió que las 500 compañías más grandes de los EE. UU. obtienen más de 2,1 trillones de dólares en beneficios acumulados en el extranjero. «Para muchas compañías, el aumento de los beneficios en el extranjero no significa construir fábricas allí, vender más productos a los clientes extranjeros o hacer alguna actividad económica adicional en otros países», sino simplemente contar con un apartado de correos.
Algunas compañías utilizan el dinero supuestamente «atrapado» en el extranjero como «garantía» para obtener un préstamo a tasas insignificantes con el fin de invertir en activos en los EE. UU., pagar dividendos a los accionistas o volver a comprar acciones.
Por supuesto, como el informe aclara: «el Congreso, sin poder tomar medidas para acabar con la evasión de impuestos, fuerza al estadounidense común a que compense la diferencia. Cada dólar que las compañías evaden en impuestos a través de los paraísos fiscales debe compensarse aumentando los impuestos a las personas, recortando las inversiones y los servicios públicos o aumentando la deuda federal».
El informe muestra que, a través de diversas medidas de evasión de impuestos, las 500 mayores compañías con sede en EE. UU. deben, en conjunto, unos 620 mil millones de dólares en impuestos en ese país.
Golpe corporativo
Ahora el TPP –que se denomina «NAFTA con esteroides»– concedería a las grandes farmacéuticas y a otras multinacionales incluso más «derechos» corporativos en más países, incluido el polémico mecanismo de arbitraje de diferencias estado-inversor (ISDS, por sus siglas en inglés),  por el cual pueden demandar a los gobiernos signatarios por los cambios en las normativas que afectan a sus beneficios.
Como señala el sitio web canadiense rabble.ca: «A través del NAFTA, la compañía farmacéutica estadounidense Eli Lilly acaba de demandar al Gobierno canadiense por invalidar la ampliación de la patente de dos medicamentos para la salud mental que tiene la compañía. Un tribunal federal canadiense concluyó en 2010 que la ampliación de la patente no había generado los beneficios prometidos y que, por tanto, el medicamento debía abrirse a la competencia genérica. Los medicamentos genéricos reducen de manera significativa el coste para el usuario final pero Eli Lilly puso el grito en el cielo e interpuso una demanda a través del ISDS contra el gobierno en la que exigía 500 millones de dólares en compensación por los beneficios perdidos. El caso todavía sigue abierto pero, independientemente del resultado, podemos esperar que el TPP conduzca a conflictos parecidos a los del ISDS. Las poderosas compañías farmacéuticas multinacionales utilizarán cualquier medio disponible para aferrarse a los carísimos monopolios de los medicamentos. Una mayor protección de la propiedad intelectual en el TPP dará a estas compañías de forma casi legal aún más fuerza para demandar a los gobiernos y dejar fuera a la competencia de los medicamentos genéricos». [7]
El texto final del TPP no estará disponible durante, al menos, un mes o unas semanas después de la elecciones federales canadienses del 19 de octubre. Los detalles revelarán, sin duda, aún más concesiones a las multinacionales. De los legisladores elegidos en los doce países dependerá que se apruebe o se rechace el TPP. En Canadá, el líder del NDP, Tom Mulcair, ha prometido rechazar el acuerdo si sale elegido primer ministro, basándose en que el gobierno de Stephen Harper no tenía mandato para firmarlo durante una campaña lectoral cuando se trataba, simplemente, de un gobierno provisional.
El sitio web estadounidense zerohedge.com llama al TTP «un caballo de Troya» y «un golpe de las compañías multinacionales que desean un sometimiento global a sus planes». Y de manera muy clara, agrega: «Consumidor, cuidado. Ciudadanos, cuidados». [8]
Notas:
[2] Julia Belluz, “How the Trans-Pacific Partnership could drive up the cost of medicine worldwide,” Vox, October 5, 2015.
http://www.vox.com/2015/10/5/9454511/tpp-cost-medicine
[3] “Pacific Deal Rewrites Rules on Trade in Autos, Patented Drugs,” Bloomberg News, October 5, 2015.
http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-10-05/pacific-deal-rewrites-rules-on-trade-in-autos-patented
[4] Council of Canadians, “Tell party leaders: Reject the TPP,” October 6, 2015.
[5] Conor J. Lynch, “Trans-Pacific Partnership’s Big Pharma giveaway,” Open Democracy, February 14, 2015.
http://www.opendemocracy.net/conor-j-lynch/transpacific-partnership%E2/80%/99s-big-pharma-giveaway
[7] Hadrian Mertins-Kirkwood, “Trans-Pacific Partnership a big win for corporate interests,” Rabble.ca, October 6, 2015.
[8] Tyler Durden, “Trans-Pacific Partnership Deal Struck As ‘Corporate Secrecy’ Wins Again,” Zero Hedge, October 5, 2015.
http://www.zerohedge.com
Periodista e investigador independiente canadiense.
Fuente:
http://www.counterpunch.org/2015/10/07/tpp-big-pharmas-big-deal/
Traducción:Marta Estévez Pequeño
 http://kaosenlared.net/tpp-el-gran-negocio-de-las-grandes-farmaceuticas/

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